“Hay casos que no responden. Lo intentamos todo, y aún así… nada.”
¿Te suena familiar?
Hay casos que simplemente no responden. Lo has intentado todo… y aun así, no hay mejoría.
¿Te suena familiar?
Imagínalo así: oxígeno puro, presurizado, penetrando hasta los tejidos más profundos.
La cámara hiperbárica no es solo una máquina, es un entorno curativo que acelera la recuperación celular, mejora la circulación, y reduce inflamación… sin efectos secundarios ni intervenciones invasivas.
Quemaduras de Piel
Heridas que no sanan
Fracturas
Ulceras
Sinusitis
Picaduras venenosas
y otros 44 padecimientos de mascotas
Nervioso Central
Musculoesquelético
Piel
Cardiovascular
Gastrointestinal
y varios más ...
La verdad que nadie te dice:
Muchos veterinarios temen que referir a un hospital más grande es como entregarle el cliente a alguien más.
Pero la realidad es esta: los clientes regresan a quien los guía con honestidad y conocimiento.
Si tú fuiste quien les abrió la puerta a una solución que funcionó, te verán —y te recordarán— como el experto en quien pueden confiar.
💡 La confianza no se pierde al referir. Se fortalece cuando se piensa primero en el bienestar del paciente.
Seguirás atendiendo a esos pacientes crónicos sin ver avances reales.
Las familias buscarán alternativas por su cuenta… con otros veterinarios.
Tú seguirás cargando con la frustración de no poder hacer más.
Y lo más difícil: esa mascota podría haber tenido una mejor oportunidad.
Se coloca al paciente en un entorno de tamaño adecuado y luego se aumenta la presión que rodea al paciente permitiendo que el oxígeno fluya hacia el compartimento sellado.
El objetivo de la oxigenoterapia hiperbárica es aumentar la cantidad de oxígeno entregado al tejido enfermo para ayudarlo a sanar. A medida que aumentamos la concentración de oxígeno en la sangre a niveles muy altos, aumentamos la difusión de oxígeno en los tejidos. La oxigenoterapia hiperbárica se puede utilizar sola o junto con terapias convencionales (medicina integrativa).
Como ocurre con cualquier tratamiento, administramos oxigenoterapia en varias dosis, frecuencias de administración y duración de la terapia, dependiendo de la enfermedad o afección que se esté tratando. Por ejemplo, un protocolo podría exigir que un paciente reciba dos atmósferas de presión (como sumergirse a 33 pies en el océano) durante una hora cada dos días durante siete a 10 tratamientos.
Los riesgos asociados con la terapia hiperbárica son mínimos cuando se aplica profesionalmente. Como ocurre con cualquier terapia, rara vez pueden ocurrir reacciones imprevistas. Miles de personas y animales han sido tratados con éxito con esta terapia. Durante la terapia se controla continuamente la posibilidad de toxicidad por oxígeno y barotrauma, dos efectos potenciales de la administración de oxígeno a presión. La incidencia de estos efectos se minimiza mediante la dosificación, frecuencia y duración adecuadas de la presión y el oxígeno, y procedimientos de compresión y descompresión administrados profesionalmente.